viernes, 18 de diciembre de 2009

Cap. 13: Memorias de una Vida.

Cuando Jack D’ Nottingham conoció a Amarant Strombl, éste estaba muriendo. Sólo tenía nueve años cuando ya había experimentado una vida llena de aventuras en la lucha contra un terrible enemigo andrógino y físicamente hermoso quien hizo su vida imposible con tal de satisfacer sus ambiciones de poder. Su mejor amigo Juan Carlos se lo había presentado en una de esas visitas a los lugares más interesantes de la hermosa Nottingham.

Jack se sentía conmovido profundamente y recordó a Ángela en aquel niño de tez oscura, decidió acompañarlo en sus últimos momentos aprendiendo una nueva perspectiva de ver la muerte y el alma, un espíritu de donde toda la vida surge y hacia donde toda la vida regresa. Es un tema recurrente en todas las religiones de la historia. La diferencia, sin embargo, es que la ideología de Amarant baja toda esta teoría al suelo que pisamos. No es simplemente la filosofía llevada a un plano teológico o metafísico, en que todos, casi sin problemas asumimos nuestro rol en el universo. Aquí el problema radica en aceptar esa realidad. En el miedo a la muerte tangible de los humanos y su mundo, pues desde el momento en que nació, Amarant tenía vaticinada la fecha de su muerte, pues sufría de un trastorno genético muy poco común y los nacidos varones solo vivían diez años.
Aparte de esa ideología, muchos otros temas aprendió Jack en un plano más sincero, como el amor, la lealtad, la libertad, la venganza, el rencor, la amistad infinita.


Amarant contó las memorias de su corta vida a Jack, y sus experiencias con las personas que le rodearon en algún momento, le explicó que todos ellos vieron cara a cara de una forma a la muerte. Su amiga Gabbie, heredera de una fortuna, no sólo ve morir a su madre adoptiva, a quien tanto amaba y no pudo hacer nada para ayudarla, sino que también se ve morir a sí misma y su forma de ser en uno de los momentos más simbólicos de su vida, cuando quema todos sus vestidos de satín y decide cambiar su vida de princesa de cuentos de hadas a una vida más tangible. Su otra amiga, Venus, ve la muerte al encontrar vivo a el amor de su vida, Mr. Skinner, quien al perder la memoria, ha olvidado el amor que tenía por ella y así, la muerte de su romance. El Señor Adelbert, guardaespaldas del malvado Vigo ve morir todo lo que creía correcto e inatacable para darse cuenta de que los ideales deben ser puestos en prueba y reformarse continuamente. Carol sufrió la muerte de toda su familia, y vivía prácticamente sola en los restos de lo que era su mansión hasta que conoció a Amarant. El mismo enemigo Vigo Sacro, quien al enterarse de que moriría pronto, se desespera y piensa que si él no existe, nadie más debe existir entonces. Amarant descubre que su esperanza de vida es corta, muchas aventuras tuvo y a su cortísima edad entendió sobre las dudas y temores que todos los hombres tenemos.

Jack D’ Nottingham estuvo presente en el lecho de muerte de Amarant, y en ese momento sintió paz pues se enfrentaba a sus demonios internos porque nunca pudo decirle adiós de esa manera a su amada Ángela, él era el niño más dulce que pudo conocer en su vida y le pareció injusto que tuvieran que suceder cosas crueles a quienes no lo merecen.

Esa noche Jack reflexionaba junto a su padre, sentados en la cómoda sala con un ventanal que desplegaba la vista hacia un bosque lleno de luces

-Somos humanos, todos lo sentimos: La abnegación, la tristeza, la inocencia, el dilema, la búsqueda, la desesperación, el desamparo, el orgullo y la felicidad inconmensurable. ¿Se necesita una razón para ayudar a alguien? ¿Cómo podemos probar nuestra existencia? ¿Qué tiene de malo hacer lo que uno quiere? Aunque fuera rey… No quiero dejar de ser yo No quiero estar solo nunca más, no hay nada peor que el olvido. ¿Qué busco en realidad…? Quizá no quiera saberlo.

Iván miraba pensativo su café, luego observó a su hijo asombrado de la capacidad de reflexión que podía tener alguien tan joven, sintió miedo y a la vez orgullo por él.


-No quisiera borrar ningún recuerdo de mi vida, pero a la vez quisiera olvidarlo todo y ser un chico normal. ¿Está mal pensar así? Como humanos queremos creer, que no fue un error que naciéramos, porque con el solo hecho de existir cambias la vida de incontables personas. No importa cuánto vive uno, sino cómo. Irónicamente eso lo aprendí viendo de cara a la muerte. Yo no sabía para qué había nacido, ni qué quería hacer con mi vida, vivir haciendo lo que te gusta es más difícil de lo que parece. Y aún tengo esas dudas, pero ahora comprendo lo importante que es mi presencia en el entorno. Padre, creo que es momento de regresar con mi familia y aclarar los asuntos con mi madre, ella huyó de aquella maldita ciudad y está nuevamente en su hogar natal. Yo no puedo huir como lo hacía mi madre, no queda nada bueno de eso.

Iván no pudo esconder sus lágrimas, abrazó a su hijo y lo amó por encima de sus otros cinco. Prepararon el viaje para cuando Jack terminara sus estudios de ese semestre. En el aeropuerto se oía una letanía en el aire. Tratando de apaciguar el nudo que tenía en la garganta, Jack se despidió de su padre.

-Separarse es algo triste, ¿Verdad? Aunque estén lejos de alguien, puedes sentir su presencia en tu corazón. Esa es otra cosa que aprendí de mis experiencias. Lo único que no me enseñaron es qué hacer cuando me siento solo. Supongo que eso lo tendré que averiguar por mi cuenta.

El avión partió en la mañana y Jack D’ Nottingham se preparaba para reencontrarse con su familia, con su ciudad natal y con su madre.

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