viernes, 2 de octubre de 2009

Cap. 1: Trabajo mas no empleo

Mi buen amigo Juan Carlos:

¡Cuan sabio fue el maestro Sun Tzu! Al decir en sus máximas de la guerra “Colocadlos en una situación de posible exterminio, y entonces lucharán para vivir. Ponlos en peligro de muerte, y entonces sobrevivirán. Cuando las tropas afrontan peligros, son capaces de luchar para obtener la victoria…” Pues ahora exactamente me encuentro en esa situación.

Gracias por las numerosas cartas de felicitaciones referentes a mi graduación, aunque aún estoy acostumbrándome a la idea de ya no ser más un estudiante, despedirme de la vida de privilegios de la universidad y entrar al frio mundo de los abogados. Pero sigo siendo yo, manejándome entre dos mundos: las paredes y aceras grises de la gran ciudad y los intermitentes colores de la creatividad. ¡Ya sé que volverás a menear la cabeza cuando leas esto! Pero aún deseo escribir, las cuatro musas siguen a mi lado, fieles a mis necesidades bohemias y dejándome llevar por sus caprichos hilarantes. ¡Ah! Mi buen amigo, aunque mis anhelos artísticos se ven refrenados por la imperiosa obligación de volverme productivo, mas la búsqueda de empleo en la metrópolis no se me ha hecho nada fácil.

Comencé comprando los principales diarios de la ciudad, leyendo muy brevemente las noticias y descartando todo el papel quedándome únicamente con la sección de clasificados, me iba a cualquier Café de la ciudad y los leía pacientemente mientras me deleitaba con el sensual sabor del mocaccino. Qué cruel es la inexperiencia con las almas ingenuas pues me dejé seducir por los anuncios que evocaban “Multinacional en expansión busca personas para trabajar, tiempo parcial 1.500, tiempo completo 3.000 o más. Interesados solicite cita al 0416 000 0000, trabajeyamismo@email.com” o “Empresa multinacional solicita personal, no importa edad, preparación, estudios. Gane ingresos superiores al sueldo mínimo, horario flexible, tuoportunidadyallegoparasiempreamen@email.com”.

Al día siguiente estaba de punta en blanco, con un traje azul marino, camisa blanca, corbata roja y unos zapatos de vestir que me apretaban. Llegué con cinco minutos de antelación a la recepción, una chica de acento andino y mirada felina me condujo entre pasillos hacia una sala levemente iluminada, con una tarima improvisada y varias sillas de mimbre ordenadas en filas. Los demás aspirantes estaban en vestimenta casual, algunos ni se molestaron en peinarse, cuando comenzó la ponencia de un señor de entrados sus treinta y pico de años quien hizo alarde de su carisma, yo sentí la confusión que sienten los timados a los que les cuesta entender que han jugado con sus sueños y esperanzas, hasta que abrí mis ojos, los elevé al cielo raso y pensé “¡Maldita sea! Esto es Herbalife”.

Amigo, tú más que nadie conoces que mis fobias son menos convencionales que las de los demás, miedo a la mediocridad o a perder mi tiempo en algo o en alguien que no vale la pena; pero inmediatamente saliendo de la decepción de la multinacional que me ofrecía inestabilidad y un orador que degradaba el trabajo empresarial o la formación universitaria, me dispuse a elaborar una nueva estrategia a la vez que mi paso avanzaba por la ciudad como un huracán y se formaba una actividad eléctrica motivada a mi sola presencia. Llegué a casa escaneando mis fotos, actualizando mi currículo y suscribiéndome a paginas empleadoras como empleate.com, bumeran.com, cvfuturo.com, tugente.com y perfilnet.com. La respuesta a las propuestas aun las sigo esperando. Revisé los clasificados nuevamente cerrándole la puerta de mi habitación a las musas quienes querían sacarme a jugar en los jardines imperiales de la diosa nórdica Saga. Llamé a los pocos contactos que tenía para trabajar en la administración pública. Tú me preguntarás ¿Serías capaz de vender tu alma por dinero y empleo? Pues, en estas circunstancias me lamento responder que sí, pero es necesario, es supervivencia. Envié mi currículo a PDVSA, a la Alcaldía Mayor de Caracas, al Ministerio Público, a los Tribunales Laborales, a la Asamblea Nacional y al SENIAT pero no recibí respuestas.

Sin embargo, amigo, la prisa llegó cuando mi querida tía (con quien vivo actualmente) anunció que se mudaría, mi prima y su esposo se han graduado como ingenieros de minas al mismo tiempo que yo y se mudarían a Maracaibo. Las musas lloraron pues eso significaba que debía abandonarlas de momento pero yo presté poca atención ya que tenía mucho que hacer: encontrar empleo y habitación donde vivir.

Al día siguiente me coloqué mi mejor camisa y corbata, unos pantalones de lino gris y mis zapatos de vestir que seguían siendo incómodos. Fue esa mañana en la cual los llantos incesantes de la multitud sin rostro se agolpaban en el metro, para al final ligarse los unos a los otros formando una criatura cubista encerrada en latón que despertaría de la tumba al mismo Picasso asombrado por la letanía en el vaivén de las puertas que nunca terminan de cerrar. Luego de ser disparado a presión desde el hacinado vagón salí por la estación de Nuevo Circo hacia la avenida Fuerzas Armadas. Lo bueno es que me encanta caminar y disfrutar de cada uno de los detalles que nadie se detiene a ver, y en esas caminatas me reencontré con las musas quienes me perdonaron mis abandonos. Al llegar al edificio Fondo Común noté que algo no andaba bien, pero esta vez me pidieron referencias personales, fotos tipo carnet, resumen curricular, etc. Nada más subir y llegar a la oficina cuando observé un afiche gigante que decía “Herbalife”, me fui inmediatamente. Tuve tres entrevistas más en las que me dijeron “Te llamaremos” con un tono nada convincente. Cuando me dirigía a almorzar en cualquier lugar me detuve en el Ministerio Publico y entré con toda la autoridad de un fiscal, sin hacer cola y tan seguro de mí que nadie me detuvo. Hablé con mi amiga Lucía quien me hizo un listado de los principales bufetes de la ciudad y me encaminé hacia cada uno de ellos con más de una docena de resúmenes curriculares, me cerraron las puertas, me daban escusas enredadas o simplemente me decían que NO.

Ya cansado intenté preguntarle a una vendedora en uno de los agentes autorizados movistar, en el maravilloso edificio Parque Cristal, ella me habló de dos contratistas y me abalancé hacia allá con los últimos dos currículos que me quedaban.

Luego, al otro día me presenté en el edificio Polar en Plaza Venezuela, con un blazer color negro, franela vino tinto, blue jeans y mis zapatos de vestir incómodos. Subí hasta el octavo piso mientras que por alguna extraña razón las musas no me abandonaron y reían con coquetería en secreto como si supieran el destino que me deparaba. Volvieron a invitarme a una sala contigua en la que ya había veintitrés personas. Después de una serie de actividades grupales en las que se despertó mi carisma y las musas bailaban invisibles al ojo humano, fui seleccionado para una evaluación psicológica y posteriormente una entrevista más personal. Tal fue mi sorpresa cuando me dijeron “Jack, eres demasiado ambicioso y con un nivel académico muy alto para que te contratemos, no puedo asumir ese riesgo…” No sabía si sentirme halagado o turbado, en tal caso sentí que caía en el agujero de Alicia y había entrado a un mundo patas pa’rriba en el cual los conejos toman tazas de té de manzanilla; las personas usan medias en las manos y guantes en los pies; y la ambición y la pro actividad son malos para el negocio pero la conformidad y la mediocridad sí son buenas…

Llegué a casa derrotado, ya se avecinaba el fin de semana y mis pies suplicaban clemencia. En este punto de la historia te escribo, amigo mío, aún sigo luchando y no me daré por vencido.

Tu Amigo

4 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buena tu historia me gusto =)

John G Vicent dijo...

Muchas gracias XD, aún tengo que acomodar el resto.

Anita La Diva dijo...

Que buena historia me acuerdo....Otra vez herbalife!!!

Ludwig Laborda dijo...

Muy buen artículo hermano.